Restauramos la gran lámpara del patio de butacas del Teatro Campoamor (Oviedo), una pieza de estilo Imperio de aprox. 4 m de diámetro por 6 m de altura, datada a finales del s. XIX–inicio del XX. Sin firma, pero por calidad y materiales apunta a origen francés o italiano; está realizada en bronce a la cera perdida con cadenetas de cristal checo y armadura interna de hierro.
El próximo 12 de octubre se celebrará la recepción habitual en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid con motivo del Día de la Fiesta Nacional.
Durante el verano de 2025 limpiamos y restauramos lámparas del Banco de España, Ministerio del Interior y otras instituciones públicas con resultados brillantes.
En Museo Nacional del Romanticismo, desde el año 2009 hasta la actualidad, Cleaner Lamp realiza anualmente un mantenimiento de limpieza de las lámparas de cristal, garantizando su conservación y esplendor con la máxima profesionalidad.
La semana pasada en tuvimos el privilegio de instalar seis lámparas en la emblemática Casita Labrador, ubicándolas cuidadosamente en estancias tan especiales como la Sala de Billar y el Retrete de la Reina
Cleaner Lamp participa en la restauración de la Casa del Labrador en Aranjuez, una joya del Patrimonio Nacional. Tras una compleja intervención arquitectónica, estamos reinstalando las lámparas históricas desmontadas durante las obras, devolviendo la luz y el esplendor a este emblemático espacio vinculado a Carlos IV.
La rehabilitación integral del Palacio de los Borbones, situado en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, ha incluido intervenciones clave en elementos patrimoniales de alto valor histórico y estético. Entre ellos, las lámparas originales del conjunto palaciego han recibido un tratamiento especializado que garantiza su conservación, funcionalidad y puesta en valor como parte fundamental del discurso museográfico.
En el corazón del Palacio Real de Aranjuez, la Casa del Labrador resguarda tesoros únicos que narran siglos de historia. Uno de ellos es una majestuosa lámpara de bronce que, como muchas joyas del patrimonio, había sufrido el implacable paso del tiempo: manchas, decoloración, pérdida de brillo… Pero su historia no terminó allí.
